Me abro en canal para tí
Hola, si estás leyendo esto quiero que sepas que te voy a contar algo que forma parte de mi ser, un sentimiento muy profundo que espero que recibas con cariño y sepas apreciar.
Te aconsejo que te pongas Aqueous Transmission de Incubus de fondo.
Hasta hace poco nunca me he preguntado realmente por qué amo tantísimo la fotografía. Por qué cuando veo algo que me gusta siento la necesidad irremediable de capturarlo (aunque sea con el móvil). Con este proyecto de crecimiento personal e intento de “vivir de la fotografía” he tenido que cuestionarmelo todo. Por qué esto, por qué aquello…por qué, POR QUÉ, POR QUÉÉÉÉ!
El hecho de emprender en un negocio por y para tí hace que te conozcas mejor, te lleves chascos y desilusiones y, sobre todo, hace que aprendas, Siempre lo he tenido claro, pero a día de hoy lo se 100% , lo mío es fotografiar.
Desde siempre mi razón era el querer dejar huella en el mundo, porque me da miedo la muerte, aunque de ese miedo no te voy a hablar hoy. El miedo del que te voy a hablar que tengo es el de la posibilidad de no trabajar nunca en la fotografía y siento que si no lo consigo, será el mayor fracaso de mi vida.
Vine con mi madre a España muy pequeña, con 6 años. He vivido muchísimos momentos duros, momentos en los que pensaba incluso que me iba a morir. No me he criado con unos abuelos al lado a los que visitar los fines de semana e incluso darme el capricho de decir “este finde no me apetece ir a verlos”, no he tenido un padre al lado que me haya enseñado la vida si no una madre todoterreno que ha hecho todo y más por poder salir adelante conmigo. Y lo ha conseguido. En parte, si escribo esto es gracias a ella. No he tenido toda la libertad que cualquier adolescente pudiera tener y siempre me sumergía en mis fotos, en el momento en el que las estaba haciendo, el lo que sentía en ese momento y así, me escapaba.
Cuando le hago fotos a una familia, a una pareja, unos amigos, a los paisajes… estoy feliz, el tiempo no cuenta y la vida para mí se para. Cuando hago la selección de fotos y las revelo disfruto, no dejo de sonreir. Porque me transmiten el amor y la alegría tan profunda que sienten los unos hacia los otros. Me produce envidia, y por supuesto sana, muy sana, porque noto como me cura los malos pensamientos que pueda tener ese día. Me siento orgullosa de capturar momentos de las personas, esos momentos que nos regala la vida y la naturaleza. Consigo ver la humanidad de las personas y la belleza de lo que tengo en frente. Esta es la gran razón por la que me gusta ser FOTÓGRAFA.
La siguiente foto que vas a ver, podría decirse que es de las primeras con las que me sentí orgullosa. Tenía 14-15 años y aún tiraba en automático porque no entendía bien cada parte de la cámara ni su funcionamiento.
Quizás te parezca una simple hoja pero detrás de esto hay un gran historia sobre un bosque situado al lado de casa de mis abuelos, en Chequia. Donde, en verano, conseguías ver luciérnagas.
Cada imagen es un recuerdo, más o menos valioso, pero es la única forma que hay para recordar.

Quiero que, con este post, me conozcas como fotógrafa profesional y que, ante todo, tengas en cuenta que soy una persona humana como tú y que puedo entenderte y compartir contigo los momentos más felices de tu vida. Me he abierto en canal para tí.